También a las autoridades, tanto federales como locales, que han mostrado su apoyo y colaboración para aclarar este suceso. Como órgano colegial de los Obispos de México, queremos hacer un llamado a la serenidad, la prudencia y al respeto de la vida humana y sus instituciones. Este hecho nos invita a reflexionar enfáticamente sobre la necesidad de reconstruir el tejido social, para propiciar un ambiente de seguridad para todos los ciudadanos. Reiteramos la invitación a una conversión social para mirarnos como hermanos, y que cada ciudadano sea constructor de la paz en nuestro País y poder tener la garantía de una vida digna. Que Cristo, Príncipe de la Paz y Santa María de Guadalupe, nos iluminen para ser todavía más generosos en nuestra misión de generar una humanidad más justa y solidaria. Llamamos a todos a “vencer al mal con el bien” (Rom. 12, 21), como nos lo enseña insistentemente el apóstol San Pablo.