De ahí se trasladó a la Casa del Migrante “San Juan Diego y San Francisco de Asís”, y posteriormente a la Casa del Indigente. Durante estas visitas, el Obispo conversó con los migrantes y con los residentes, y oró con ellos. También agradeció a los encargados y voluntarios que atienden estos tres lugares de servicio, su entrega a favor de los hermanos más necesitados, e hizo votos para que todos, personas, familias, iglesias, gobiernos y sociedad trabajemos en favor de quienes padecen alguna necesidad, mirándolos siempre con respeto y amor.